

¡No te metas con los mayores, ya lo han visto todo!
Dos jóvenes empresarios de Florida se tomaban un descanso en su tienda próxima a abrir en el centro comercial. El local seguía vacío, con solo unas pocas estanterías y expositores.
Uno de ellos se rió entre dientes y dijo: “Apuesto a que en cualquier momento pasará algún veterano, pegará la cara al escaparate y preguntará qué vendemos”.
Efectivamente, momentos después, un señor mayor se acercó, miró por el cristal y llamó a la puerta. Luego, en voz alta, preguntó: “¿Qué venden aquí?”.
Uno de los jóvenes, un poco descarado, respondió con sarcasmo: “Vendemos imbéciles”.
Sin dudarlo, el anciano replicó: “Bueno, el negocio debe ir bien, ¡solo les quedan dos!”.
Lección aprendida: ¡nunca subestimes a un mayor!
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