Un vendedor intenta engañar a una anciana de Texas.

Un día, una anciana de Texas abrió su puerta y se encontró con un joven bien vestido que llevaba una aspiradora.

“Buenos días”, dijo el joven, “si me permiten unos minutos de su tiempo, me gustaría presentarles lo último en aspiradoras de alta potencia, recién llegadas de California”.

“¡Váyase!” dijo la anciana, “¡no tengo dinero para estas cosas!” y procedió a cerrar la puerta.

El joven metió rápidamente el pie en la puerta y la abrió de par en par.

—¡No te apresures! —dijo—. Al menos espera a ver mi demostración.

Y dicho esto, vació un balde de estiércol de caballo sobre la alfombra del pasillo.

—Si esta aspiradora no elimina todos los restos de estiércol de caballo de su alfombra, señora, me comeré el resto personalmente, lo juro por Dios.

La anciana tejana dio un paso atrás y dijo: «Espere aquí mientras voy a buscar una cuchara. Espero que tenga buen apetito, porque me cortaron la luz esta mañana».

¡Más de lo que esperaba! ¡Eso es seguro!

Si esta historia me enseñó algo, es que no te metas con las mujeres de Texas: ¡puede que obtengas más de lo que esperabas!

¡¡JAJAJA!!

¡Espero que este chiste te haga feliz! ¡Que tengas un buen día!

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